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Es difícil explicarlo porque hasta el momento es algo que ni siquiera yo entiendo.

¿Y cómo le explico al mundo que no lo odio? ¿Cómo les explico que no tengo ni un solo motivo para aborrecerlo? ¿Cómo les doy a entender que lo amo y lo seguiré haciendo por mucho tiempo?


Me dicen que no lo demuestre, que no debe saber lo que siento y que debo pretender estar bien pero hacer eso me convertiría en alguien que no soy, alguien que nunca he sido y que no seré jamás porque a diferencia de muchos yo soy esa mujer que dice lo que piensa, que expresa lo que siente y que busca la manera de gritar todo aquello que la consume por dentro. Y es por eso que escribo, que bailo, que salgo, por eso entreno, para eso duermo, por eso lloro, para sacarlo todo para sentir que de alguna manera me estoy quitando el peso que llevo encima. Es difícil explicarlo porque hasta el momento es algo que ni siquiera yo entiendo. Ya no sé qué es lo que siento. Intento distraerme de todas las formas posibles pero el sentimiento no desparece y sé que no lo hará en mucho tiempo, los recuerdos no se borran y es más difícil aun querer borrarlos cuando me sacan una sonrisa al cruzar por mi cabeza. Dicen que el tiempo hará su trabajo pero hoy por hoy ha sido la espera más grande que he afrontado. Hay días buenos y otros no tanto pero dice mi abuela que el cuerpo se seca y uno se cansa de llorar, que en el momento menos esperado llegará el día en el que esté tranquila, el día en el que no sea él lo primero que pasa por mi cabeza al despertar y lo último antes de dormir. Porque no hay peor sentimiento que querer luchar y saber que es mejor no hacerlo, no hay nada peor que pensar que es lo correcto sintiendo completamente lo contrario, nada más espantoso que la incertidumbre entre seguir intentándolo o dejarlo todo por la paz.



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