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Dos mujeres en una.

Yo soy dos personas en una. Está la primera, esa que piensa maduramente y le da un porque a las cosas, esa que sabe que fue lo mejor y que todo pasa por algo, esa que se entusiasma por lo que viene y no sufre por lo que ya no es, esa que entiende que es mejor soltar y que el tiempo servirá de amigo y consejero, esa que es feliz por haber vivido lo vivido. Pero esta la segunda, esa que complica un poco las cosas porque deja a un lado toda la razón y solo siente, solo extraña, esa mujer que no quiere soltar, la que se siente culpable, esa que llora y se frustra por querer cambiar las cosas, esa que no ve nada después de, la que se derrumba, la que sufre. Dos mujeres en una. Dos maneras de pensar tan diferentes que me hunden y me levantan, dos sentimientos, dos situaciones totalmente distintas, dos formas de vivir. Dejarme llevar por la primera no me dejará afrontar lo que debo sentir pero si me dejo llevar por la segunda no podré ver más allá de lo que siento. Y el problema radica en que tanto tiempo debo usar una y cuánto tiempo la otra, en aprender a controlarlas, a combinarlas.


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